Entrevista al Dr. Jesús Caballero

D. Jesús Caballero es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, titulación que obtiene con 23 años. Dos más tarde, consigue el título de Especialista por la Escuela de Estomatología de Madrid.

Inicia su carrera profesional como Jefe del Servicio de Cirugía Bucal del Hospital Militar de las Palmas de Gran Canaria. Vuelve a su tierra, para seguir la tradición familiar, abriendo su primer Centro Clínico en 1981 en Alcázar de San Juan.

El Dr. Caballero es miembro activo del SECIB (Sociedad Española de Cirugía Bucal), de la SEI (Sociedad Española de Implantes) y ha sido homologado por el European Jury For Implantology and Oral Rehabilitation. Posee además, numerosas titulaciones nacionales e internacionales.

En la actualidad, es Director Médico de los Centros Clínicos que llevan su nombre, ejerciendo personalmente el tratamiento de las patologías quirúrgicas y restauradoras.

P. Dr. Tengo entendido que su familia tiene hondos antecedentes sanitarios:

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Dr. Luis Caballero

R. En efecto, en línea directa, andamos por la 5ª generación. Mi bisabuelo Martín Martínez, fue el primero de la saga. Mariano Martínez, mi abuelo, fue médico de reconocido y añorado prestigio en esta villa, como también ha sido y es, mi padre Luis Caballero, primer médico estomatólogo de Ciudad Real, un hombre de una preparación científica excepcional, basta con decir, que fue premio Fourquet, al mejor expediente de España de su promoción, un hombre de inteligencia y preparación fuera de serie, que ha dedicado su vida a esta maravillosa profesión, con unos principios morales, que espero que continúe nuestra descendencia.

Yo soy la 2ª generación de médicos estomatólogos y mis hijas, la primera de odontólogos, de modo, que los Caballero, parece que tienen tendencia a nacer cerca de una escupidera…

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Dra. Luisa Caballero

En mis hijas además, confluye una genealogía de 4 apellidos ligados a las disciplinas clínicas y quirúrgicas. Caballero, Labadía, Martínez, y Mazuecos. Cualquier nativo de esta comarca, sabe lo que estas familias significaron en la sanidad manchega.

Se entiende pues, que nuestro traje más familiar sea el pijama de quirófano y que Santa Apolonia –patrona de los dentistas- tenga en casa una particular celebración.

P. Dr. Ha comentado que es usted Médico Estomatólogo, ¿podría explicarnos cuál es la diferencia con los odontólogos?

R. Pues, la Estomatología es una especialidad médica como la Oftalmología o la Ginecología, es decir, nosotros primero estudiamos los seis años de medicina y luego nos especializamos en patología bucal. La Odontología es una licenciatura de cinco años como efecto de nuestra adaptación a la normativa sanitaria de la CE.

P. ¿Nota usted la diferencia de preparación?

R.. En mi opinión, una patología como la que nos ocupa que interacciona con el organismo de modo tan peculiar, pienso que puede ser mejor valorada por un médico, quiero decir, que la patología bucal influye con importancia en el organismo y la del organismo en la boca. El médico, siempre tendrá una mirada privilegiada a la hora de observar y tratar estos procesos. Hay patologías graves, metabólicas, vasculares, pacientes especiales, y calificados de alto riego que en mi opinión, repito, serían enfocadas por un médico de forma más completa. Así se pensaba en España hasta nuestra incorporación en la CE.

P. ¿Qué destacaría usted de la odontología moderna?

R. En primer lugar constatar que la odontología actual no tiene nada que ver con la que practicaron nuestros antecesores. De aquellos años en que se practicaba una odontología mutilante y feroz –no hace tanto- con restauraciones protésicas de “quita y pon”, hemos pasado a un nivel de satisfacción y mejora en la prevención y tratamiento, que parecería un sueño hace sólo unas décadas.

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Años 50 – Dr. Luis Caballero junto a su protésico D.Zacarías Olabarrieta

Si tuviera que destacar dos pilares de nuestra moderna profesión, lo haría con la mejora de la anestesia, que facilita solventar cualquier intervención clinica sin dolor y la aparición de los implantes, que permiten restauraciones estéticas y funcionales, con resultados que aún hoy nos parecen milagrosos.

También cabría destacar el peligro de extinción en que se encuentra el odontólogo general, pues son tantos los avances técnicos y científicos, que estamos obligados a trabajar integrados en equipos de especialistas. Aspecto, en el fuimos pioneros en la región, hace ya 25 años, con nuestros centros clínicos multidisciplinarios. Nuestro verdadero orgullo es pues, el capital humano, con el que día a día nos esforzamos en ofrecer los últimos avances en prevención y tratamiento a nuestros pacientes.

P. Es claro doctor que la profesión de la odontología se ha masificado. ¿Cómo puede un ciudadano distinguir la calidad profesional?

R. Tuvimos un Ministro de Sanidad, que llegó a decir, hace algunas décadas, que los dentistas españoles eran pocos, caros y malos, una afirmación a todas luces injusta y exagerada que sin embargo sí reflejaba una escasez notoria de profesionales. Hoy, el problema, es el contrario, es decir, poder elegir entre la plétora de ofertas.

Por otra parte, creo ser objetivo al decir que la odontología española es homologable en calidad y precio a la de cualquier país avanzado y, es que cuando se conjuga tecnología punta, (cara y de ciclo corto), un elevado nivel científico, una capacidad artística y tratamientos de larga duración, la excelencia nunca podrá será barata, ni en España ni en ningún lugar del planeta. Otra cosa, y es la pregunta del millón, es quién debería pagarlo, y en mi opinión, la fórmula de algunos países europeos de copago, parece la más razonable, es decir, la Seguridad Social se debería hacer cargo de unos mínimos razonables –ya lo hizo hace tiempo- y el paciente completar el tratamiento según sus necesidades estéticas y/o funcionales. Por desgracia, no parece estar el horno para estos bollos. El desconcierto económico en el que hoy nos encontramos, ha favorecido la aparición de prestidigitadores que ofrecen saldos y garantías indecorosas, pero tentadoras para los incautos. No creo necesario recordar que la calidad tiene su precio.

Por otra parte, considero que la medicina y la estomatología, como una de sus ramas se compone de actos médicos no franquiciables, es decir, usted puede comprar un producto manufacturado, un calcetín, por ejemplo, idéntico en una franquicia de Madrid o de Barcelona y por eso podrá comparar su precio, porque son idénticos, pero no podrá homologar la experiencia, el conocimiento, la habilidad y los medios de todos los profesionales, porque no todos son iguales, como tampoco lo son los toreros, ni los abogados ni los futbolistas. Algunas franquicias, han irrumpido en nuestra profesión, haciendo creer a la población que todos los actos médicos son iguales, lo que, dicho en prime time en televisión por una cara bonita o conocida, puede llevar a la confusión a más de uno…

Yo creo que el boca a boca de nuestros pacientes y el respeto que te otorgan tus propios compañeros, es la mejor orientación para nuestro camino.

La plétora profesional, decía, ha multiplicado la oferta y ha distorsionado el mensaje, pero la calidad, amigos, sigue sustentada en los pilares de siempre, el trabajo, la preparación, la seriedad, el reciclado permanente y la experiencia del que ejecuta el acto médico, es decir, nada nuevo bajo el sol.

P. Por último Dr. ¿qué consejo daría a la población para mejorar su salud bucal?

R. La patología de la boca es muy agradecida, un catedrático amigo mío decía: “existen muchos dioses pero los verdaderos están en la boca” esto viene a resaltar la generosidad y la nobleza que tiene el objeto de nuestro trabajo. Con frecuencia, el paciente sabe que tiene una caries, que un diente se le mueve o que le sangran las encías y sin embargo no acude a consulta por distintos motivos, por eso, no voy a darle uno, sino 3 consejos:

En primer lugar, la higiene, una boca limpia minimiza, previene y retrasa mucha patología. En segundo lugar, revisiones periódicas anuales, aquí no hay excusas, nuestros centros, por ejemplo, lo hacen de modo gratuito, ético y profesional. Y por último, decidirse por el tratamiento precoz. Demorar el tratamiento bucal, sólo conduce a peores y más caros resultados.

Aspiramos, a que sus historias -como dice nuestro slogan- acaben bien.

Muchas gracias doctor, le deseamos mucha suerte en sus menesteres profesionales, y que la tradición siga con el prestigio que sus antecesores marcaron.¡

R. Gracias a ustedes y así lo espero. Trabajamos para eso.

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Tres generaciones de odontólogos