Cualquier cambio perceptible en la boca debe consultarse inmediatamente, haya o no haya dolor. Esos cambios pueden ser numerosos, por ejemplo;

  • Un diente que corta o hace daño, o que se vuelve sensible al calor o al frío Puede ser un empaste que ha cedido de algún modo y que sensibilice la pieza si se comen dulces.
  • Sensación de una ligera movilidad, incluso si el diente no se mueve realmente.
  • Mal aliento.
  • Si se observa las encías mermadas o los dientes parecen más largos.
  • Que se acumulen restos de alimentos entre los dientes, mayor acumulación de sarro.
  • Si sangran las encías al limpiarse con el cepillo o si se percibe alguna secreción líquida. Esto puede revelar una infección en la encía.
  • También si una prótesis se vuelve molesta.
  • Y finalmente, atención a los dientes sometidos a endodoncia, pues al estar desvitalizados se vuelven más frágiles y tienen más riesgo de partirse o agrietarse.

Y repitámoslo, el dolor no es el único síntoma determinante para visitar al dentista, porque la mayoría de las patologías son silenciosas. Al contrario de lo que se cree habitualmente, se puede tener algo serio y no notar nada en absoluto.

Desde nuestros Centros Clínicos Dentales recomendamos la visita al dentista al menos una vez al año, se aprecien  algunos de los síntomas citados anteriormente o no.

Nuestro equipo de dentistas, como excelentes profesionales que son, tienen la capacidad de realizarle un análisis más profundo y solucionar las posibles incidencias que se puedan estar produciendo en su  boca desde el principio.Visítenos.